La detención reciente de la exmagistrada Lambertina Galeana Marín, de 79 años –quien enfrenta acusaciones de la FGR por delitos contra la administración de justicia y desaparición forzada– sitúa de nuevo el caso Ayotzinapa en el foco de la discusión pública en México. No obstante, esta acción se presenta de una forma que combina el dramatismo mediático con bases legales dudosas.
La captura, autorizada por el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Penal del Estado de México, tuvo lugar en Chilpancingo y se llevará a cabo bajo el procedimiento escrito mixto, en lugar del sistema penal acusatorio y adversarial actualmente en vigor. La exmagistrada optó por no rendir declaración, mientras la FGR afirma que ella omitió conservar las grabaciones de video del Palacio de Justicia de Iguala, supuestamente esenciales para clarificar lo sucedido en septiembre de 2014.
Examinar los acontecimientos revela una situación más intrincada.
La misma secuencia temporal del caso genera importantes interrogantes sobre la fortaleza de la acusación. Los 43 normalistas desaparecieron el 26 de septiembre de 2014, pero el Ministerio Público no pidió formalmente los videos hasta junio de 2015, casi diez meses más tarde.
Es bien sabido que los equipos de grabación digital (DVR) poseen una capacidad de almacenamiento finita y, una vez completa, graban automáticamente sobre las imágenes más antiguas. No existe prueba contundente de que Galeana Marín recibiera alguna indicación sobre la necesidad de guardar esas grabaciones, ni de que se le informara sobre su potencial valor como evidencia en una investigación penal.
El defensor legal, José Luis García Miranda, ha criticado el manejo político del asunto, indicando que nunca se le comunicó a su representada que debía conservar los videos, y que las órdenes de captura emitidas en 2022 –que comprendían igualmente al entonces fiscal de Guerrero, Iñaki Blanco– fueron anuladas después por el mismo Ministerio Público. Sin embargo, en la actualidad, esas mismas acusaciones resurgen aparentemente sin nuevas evidencias ni bases técnicas.
El rédito político a costa del caso Ayotzinapa.
Parece que, en lugar de proporcionar respuestas claras sobre quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de la desaparición de los alumnos, los miembros de la 4T concentran sus esfuerzos en traer de vuelta señalamientos pasados y dirigirlos hacia figuras institucionales que no tienen un vínculo directo con los acontecimientos.
Más de diez años después de estos sucesos, las familias de los normalistas aún ignoran el paradero de sus hijos y no han obtenido justicia verdadera. Aún más lamentable es que observan cómo el caso que representa su búsqueda es empleado, repetidamente, con fines políticos. La revictimización se manifiesta al generarles expectativas infundadas y, además, al transformar su dolor en un instrumento de negociación en el ámbito político.
Si lo que se busca genuinamente es hacer justicia, el camino no puede ser el de las detenciones con motivaciones políticas ni el de acusaciones que carecen de fundamentos sólidos. Retomar el caso Ayotzinapa no debe ser un acto propagandístico, sino una iniciativa seria, sustentada en pruebas, en la verdad y en el respeto a quienes sufrieron. Mientras esto no suceda, la herida permanecerá abierta y el descontento continuará en aumento.
¿Por qué el gobierno federal decide reactivar el caso Ayotzinapa justo ahora y sitúa en el centro de la polémica a Mr. Beast?

Evidentemente, la intención es desviar el enfoque de temas como las **visas revocadas** (a Marina del Pilar Ávila), las investigaciones sobre el robo de combustible (huachicol), la presencia de **agentes extranjeros operando en México**, el reportaje de ProPublica que señala una **lista con al menos doce políticos mexicanos** sospechosos de tener **nexos con el narcotráfico**, o la decisión de **catorce parientes de** El Chapo de **rendirse a las autoridades estadounidenses** en lugar de seguir bajo el gobierno de Rocha Moya.
Fuerte a pico de botella
En este espacio he detallado exhaustivamente en las columnas “Los 114 restos óseos que la ‘4T’ se ha negado a analizar genéticamente”, “Ayotzinapa, la patraña de AMLO” y “Si esa es la verdad de Ayotzinapa, esa no es mi verdad, AMLO”, de qué manera Andrés Manuel López Obrador y la FGR pudieron haber resuelto el caso Ayotzinapa, pero no mostraron interés.
Verdades históricas
La CNDH, bajo la dirección de Luis Raúl González Pérez, estableció una dependencia específica para el “Caso Iguala”. Después de una investigación que se extendió por tres años, 11 meses y 10 días –y que generó un expediente de un millón 100 hojas, agrupadas en mil 255 tomos–, el 28 de noviembre de 2018 emitió su recomendación 15 VG. En ella, presentó a la ‘4T’ y a AMLO 35 puntos a cumplir y 224 líneas de investigación sugeridas (en un total de dos mil 177 páginas).
Pero esa persona jamás ordenó el análisis **genético de los 114 restos óseos en la Universidad de Innsbruck**. Esto se debió al miedo de que, si alguno de esos restos coincidía con alguno de los 43 estudiantes, **la verdad histórica propuesta por Murillo Karam quedaría confirmada a nivel mundial durante el sexenio de la ‘4T’**. Ahora bien, **¿qué sucedió con dichos restos?** La fiscalía dirigida por Gertz, con la intención de mostrarse “proactiva”, utilizó un dispositivo adquirido para identificación genética, los sometió a análisis y, ¿qué creen? **No revelaron resultado alguno y procedieron a destruirlos.**
Riesgo de vomitar
Si existía alguna esperanza de obtener información sobre los estudiantes, la FGR, a través de sus subordinados, se la arrebató definitivamente a las familias.
Fuerte
Tanto AMLO, como Gertz Manero y Alejandro Encinas tienen pleno conocimiento de que **la versión histórica presentada por Murillo Karam** posee total validez y, por consiguiente, este último es actualmente un objetivo político de la ‘4T’, al igual que su cercana colaboradora, **Mariana Benítez, ah no, ella ya pertenece a Morena**.
Además, es relevante recordar que **Tomás Zerón**, mientras estaba **en Tel Aviv**, en un viaje no oficial pero **pagado con fondos públicos, le expresó a Encinas**: “Muéstrame una sola evidencia, solo una, y regreso a México. Estoy dispuesto a relatar todo lo que hicimos y lo que sé, pero no hay información nueva ni tampoco ningún secreto. La propuesta de acuerdo que me ofreces no puedo aceptarla, ya que **ese tipo de arreglos están pensados para delincuentes, y yo no lo soy**”.